viernes, 20 de julio de 2007

Sabiduría indígena

El que utiliza un gran haz de leña para cocinar no tiene consideración con el que ha de recoger la leña.-Proverbio Ugandés-


De alguna manera, el uso de recursos limitados podría entenderse mejor si existiera una relación más estrecha entre los que recogen los recursos y los que los utilizan.Estados Unidos utiliza un porcentaje muy elevado de los recursos del mundo entero, sin embargo, nuestra vida está muy alejada de la producción y recogida de estos recursos.
Los pueblos tribales han permanecido mucho más cerca del enlace entre producción y uso.Debemos escuchar lo que saben y trasladar este conocimiento a nuestra vida cotidiana.

La felicidad la tenemos ahora

Un banquero de inversión americano estaba en el muelle de un pueblito costero mexicano cuando llegó un botecito con un solo pescador. Dentro del bote había varios atunes amarillos de buen tamaño. El americano elogió al mexicano por la calidad del pescado y le pregunto: ¿Cuánto tiempo le tomó pescarlos? El mexicano respondió: "Sólo un poco tiempo". El americano luego le preguntó: "¿Porqué no permaneces más tiempo y sacas más pescado?" El mexicano dijo que él tenía lo suficiente para satisfacer las necesidades inmediatas de su familia. El americano luego preguntó: "Pero... ¿qué haces con el resto de tu tiempo?" El pescador mexicano dijo: "duermo hasta tarde, pesco un poco, juego con mis hijos, me hecho una siesta con mi señora, María, voy todas las noches al pueblo donde tomo vino y toco guitarra con mis amigos. Como ves tengo una vida divertida y ocupada." El americano replicó: "Soy un MBA de Harvard y podría ayudarte. Deja te explico... deberías gastar más tiempo en la pesca, con los ingresos comprar un bote más grande, con los ingresos del bote más grande podrías comprar varios botes, eventualmente tendrías una flota de botes pesqueros. En vez de vender el pescado a un intermediario lo podrías hacer directamente a un procesador, eventualmente abrir tu propia procesadora. Deberías controlar la producción, el procesamiento y la distribución. Deberías salir de este "pinche" pueblo e irte a Ciudad de México, luego a Los Angeles y eventualmente a Nueva York, donde manejarías tu empresa en expansión". El pescador mexicano preguntó: "Pero, cuanto tiempo tarda todo eso?". A lo cual respondió el americano: "entre 15 y 20 años". "¿Y luego qué?" El americano se rió y dijo que esa era la mejor parte. "Cuando llegue la hora deberías anunciar un IPO (Oferta inicial de acciones) y vender las acciones de tu empresa al público. Te volverás rico, tendrás millones". "Millones... y luego qué?" Dijo el americano, "Luego te puedes retirar. Te mueves a un pueblito en la costa donde puedes dormir hasta tarde, pescar un poco, jugar con tus hijos, echar una siesta con tu mujer, ir todas las noches al pueblo a tomar vino y tocar la guitarra con tus amigos".

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jueves, 19 de julio de 2007

Ser creativos

Cuenta una antigua leyenda que, en la Edad Media , un hombre muy virtuoso fue injustamente acusado de haber asesinado a una mujer. En realidad, el verdadero autor era una persona muy influyente del reino y por eso, desde el primer momento, se buscó un chivo expiatorio para encubrir al culpable.
El hombre virtuoso fue llevado a juicio, ya conociendo que tendría escasas o nula oportunidad de escapar al terrible veredicto: ¡la horca! No obstante, el juez, que estaba también compinchado, cuidó de darle al proceso todo el aspecto de un juicio justo. Por ello, dijo al acusado:
– Conociendo tu fama de hombre justo y devoto del Señor, vamos a dejar en manos de Él tu destino. Escribiremos en dos papeles separados las palabras 'culpable' e 'inocente'. Tú escogerás uno, y será la mano de Dios la que decida tu destino .
Por supuesto que el mal funcionario había preparado dos papeles con la misma leyenda, ‘culpable'. La pobre víctima, aun sin conocer los detalles, se daba cuenta de que el sistema propuesto era una trampa. No tenía escapatoria.
El juez conminó al hombre a tomar uno de los papeles doblados. Éste respiró profundamente, quedó en silencio unos cuantos segundos con los ojos cerrados. Cuando la sala comenzaba ya a impacientarse abrió los ojos y, con una extraña sonrisa, tomó uno de los papeles. Lo llevó a su boca y lo tragó con rapidez.
Sorprendidos e indignados, los presentes le reprocharon airadamente:
–Pero... ¿qué has hecho? ¿Y ahora cómo vamos a saber el veredicto?
–Es muy sencillo – respondió el hombre – . Si leemos el papel que queda, sabremos lo que decía el que me tragué .
Con rezongos y rabia mal disimulada, debieron liberar al acusado. Jamás volvieron a molestarlo.
Sé creativo. Cuando todo parezca perdido, usa la imaginación.

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