domingo, 26 de agosto de 2007

Regar las semillas

A veces nos preguntamos que nos falta para sentirnos más llenos. ¿Realmente es tan complicado o se trata tan sólo de autosincerarse y dejar de autojustificarse? Si nos detenemos un ratito y relajamos la mente respirando profunda y lentamente aparecerán las primeras señales de por donde comenzar. Justo en ese instante de honestidad y claridad con nosotros mismos nos daremos cuenta de lo que sobra y de lo que falta. En todo caso lo que falta siempre será el opuesto de lo que sobra. Es decir, donde está muy lleno, vaciar, y donde está muy vacío, llenar. Así si sabemos que somos impacientes, pues toca dejar de regar la semilla de la impaciencia y comenzar a regar un poquito la de la paciencia; si notamos nuestra intolerancia, comenzar a regar las semillas de la tolerancia y la comprensión; si es evidente que somos fríos en nuestras relaciones, pues comenzar a regar la semilla de la calidez de corazón. Dentro nuestro están todas las semillas y normalmente nos pasamos años y años regando unas y dejando las otras sin agua; así, creamos los hábitos en nuestra vida y nos convertimos en esclavos de esos hábitos. Ser dueños de nuestro destino comienza por darnos cuentos de que somos esclavos.
Un pequeño apunte que conoce muy bien quién tiene plantas: regar mucho las plantas las pudre, así que es recomendable no tener prisas por verla crecer y prestar atención a la dosis de agua que necesita cada semilla y brote, pues dependerá mucho del clima y la tierra de nuestra personalidad.

jueves, 23 de agosto de 2007

El camino del medio

En muchos momentos de nuestro ritmo cotidiano sentimos un anhelo muy fuerte que intenta responder a la pregunta "¿Cómo hago para ser impecable en cada situación, para saber en cada momento la acción y palabra más justa y necesaria?". El querer encontrar ese punto de equilibrio y ecuanimidad en nuestra vida es algo natural e inevitable. En esa búsqueda del camino del medio nos encontraremos con algunos "monstruitos" que nos darán mucha guerra hasta que sepamos aceptarlos y transformarlos. Así, la impaciencia, el orgullo, el miedo a equivocarse, el conformismo, la duda y muchos más, se convertirán en un "temible ejército" que nos esperarán en el camino del medio para desviarnos hacia otros senderos. Es posible que caigamos siempre en sus redes y repitamos una y otra vez los mismos errores, entrando en una queja constante, o bien nos quejamos de nosotros mismos por haber caído de nuevo o maldecimos a esa parte de nosotros como si no fuera nuestra.
El camino del medio, del equilibrio, de la Luz, no existe sin esos errores, sin esas desviaciones, sin esos "monstruitos", y si sabemos observarlos y escucharlos sin juicios ni comparaciones veremos que son patrones de energía que nos ayudan a ser más completos, pues ¿Cómo sabríamos si estamos en el camino de Luz si antes no hubiéramos pasado y reconocido miles de caminos de Sombras?.
Dejemos de luchar contra lo que está dentro nuestro, aceptemos primero, observemos después y transformemos esos patrones en otros más enriquecedores,para ello hará falta muchísima paciencia y humildad. Así que no estaría mal comenzar la andadura por el camino del medio transformando la impaciencia en paciencia y el orgullo en humildad.

viernes, 3 de agosto de 2007

Se tu

Amaos el uno al otro,
pero no hagáis del amor una cadena.
Dejad que haya espacios en vuestra unión.

Y dejad que los vientos del cielo dancen entre vosotros.
Llenaros uno al otro vuestras copas,
pero no bebáis de una misma copa.
Compartid vuestro pan,
pero no comáis del mismo trozo.

Cantad y bailad juntos y estad felices,
pero que cada uno de vosotros sea independiente.
Las cuerdas de un laud están solas,
aunque palpiten con la misma música.

Dad vuestro corazón,
pero no para que vuestro compañero lo tenga.
Porque únicamente la mano de la Vida
puede contener los corazones.

Y estad juntos, pero no demasiado.
Pues ni el roble crece bajo la sombra del ciprés,
ni el ciprés bajo la del roble.

Khalil Gibran

Brillar con luz propia

Nuestro miedo más enraizado no es que no estemos a la altura y no podamos. Nuestro miedo más enraizado es que estemos más allá de cualquier límite. Es nuestra propia luz y no nuestra oscuridad lo que nos asusta más.
Nos preguntamos "¿Quién soy yo para ser tan brillante, radiante maravilloso y tener talento?". De hecho, ¿quiénes somos para no serlo?
Somos hijos de Dios.
Limitarnos, empequeñecernos, no hace ningún servicio al mundo. La iluminación no consiste en encogernos para evitar dar inseguridad a los otros.
Hemos nacido para poner de manifiesto la Gloria de Dios que está en nosotros. Ésta no se encuentra sólo en algunos escogidos, está en cada uno de nosotros y a medida que dejamos que brille nuestra propia luz, damos inconscientemente a los otros el permiso para hacer lo mismo.
Liberándonos de nuestro propio miedo, nuestra presencia liberará automáticamente a los otros.

( Nelson Mandela - Discurso pronunciado con motivo de su investidura a la presidencia de Sudáfrica en 1994. )

Respuestas sencillas

-¿El dia más hermoso? Hoy.
-¿El obstáculo más grande? El miedo.
-¿La cosa más fácil? Equivocarse.
-¿El error más grande? Hundirse.
-¿La raíz de todos los males? El egoísmo.
-¿La peor derrota? El desaliento.
-¿El mejor profesor? Los niños.
-¿La primera necesidad? Comunicarse.
-¿Lo que te hace más feliz? Ser útil a los demás.
-¿El misterio más grande? La muerte.
-¿El peor defecto? El mal humor.
-¿El peor sentimiento? El rencor.
-¿El regalo más hermoso? La comprensión.
-¿La ruta más rápida? El camino correcto.
-¿La sensación más grata? La paz interior.
-¿El refugio más feliz? Sonreir.
-¿El mejor remedio? El optimismo.
-¿La cosa más bella del mundo? Amor.

miércoles, 1 de agosto de 2007

El presente es amor

Cuantas veces dejamos que nuestra mente se pierda en planes e ideas que se proyectan más y más en el futuro, como la eterna promesa de un mundo mejor, de una vida más adecuada a nuestras necesidades, de unas relaciones mejores que las que conocemos.
Cuantas veces dejamos que nuestra energía viaje al pasado y llore por los momentos perdidos, por lo que ya no tenemos, por las personas conocidas.
Estoy seguro que todos pasamos por ahí varias veces al día, aunque también tengo la certeza que todos conocemos la otra cara de la moneda, esos momentos en los que cualquier detalle nos hace sentir vivos, instantes en los que lo que ocurre a nuestro alrededor en ese preciso momento es lo más valioso, es cuando no podemos imaginarnos en otro lugar y en otro momento diferente al que estamos viviendo.
Todos podemos, sin ningún esfuerzo, recordar que sensaciones y pensamientos nos despiertan unos momentos y otros. ¿No es cierto que esos momentos en el "aquí y ahora" nos expanden en muchas direcciones a la vez haciéndonos sentir toda la grandeza de la vida y de nosotros mismos?¿No es cierto que esos momentos en el "ayer y el mañana", ya sean recuerdos y proyecciones positivas o negativas, nos absorben la energía y nos impiden saborear lo que tenemos justo al lado?
Vivir en el presente es un arte que se desarrolla con la práctica y nos llena con el regalo más grande de todos: el Amor.