Nuestro miedo más enraizado no es que no estemos a la altura y no podamos. Nuestro miedo más enraizado es que estemos más allá de cualquier límite. Es nuestra propia luz y no nuestra oscuridad lo que nos asusta más.
Nos preguntamos "¿Quién soy yo para ser tan brillante, radiante maravilloso y tener talento?". De hecho, ¿quiénes somos para no serlo?
Somos hijos de Dios.
Limitarnos, empequeñecernos, no hace ningún servicio al mundo. La iluminación no consiste en encogernos para evitar dar inseguridad a los otros.
Hemos nacido para poner de manifiesto la Gloria de Dios que está en nosotros. Ésta no se encuentra sólo en algunos escogidos, está en cada uno de nosotros y a medida que dejamos que brille nuestra propia luz, damos inconscientemente a los otros el permiso para hacer lo mismo.
Liberándonos de nuestro propio miedo, nuestra presencia liberará automáticamente a los otros.
( Nelson Mandela - Discurso pronunciado con motivo de su investidura a la presidencia de Sudáfrica en 1994. )
viernes, 3 de agosto de 2007
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